
Se integra la dimensión físico–ambiental, social y espacial, así como los aspectos relativos a la calidad del paisaje urbano, previendo la necesaria coordinación de acciones municipales, estatales y privadas.
Asimismo, genera una mayor rentabilidad de la inversión municipal sobre el espacio público, en la medida en que ésta incentiva la acción Privada.
La capacidad de concertación con los agentes públicos y privados se constituye en el principal gestor de esta modalidad